Evolución de las estructuras y relaciones del mundo petrolero durante los años 2000 y 2020; Por Guillermo Martínez Vílchez
INTRODUCCIÓN
El sistema energético mundial ha configurado su propia estructura sobre la base del desarrollo histórico de las sociedades. La energía como fuente de movimiento universal ha desempeñado un papel fundamental para el crecimiento de los Estados, pero su influencia estará sujeta a las condiciones del entorno y a las estructuras en las cuales se encuentre desenvuelta.
Dentro de ese sistema energético mundial, el petróleo ha venido a desempeñar un rol estratégico fundamental. La relevancia del petróleo como materia prima ha sido clave para el transcurrir político, económico, social y militar de las naciones; al punto en que su influencia se manifiesta en los entornos cotidianos, responsable de conflictos y guerras, pero siendo en igual proporción un instrumento para establecer consensos y la promoción de la cooperación internacional.
No es lo mismo hablar del comportamiento de las reservas de petróleo, de los niveles de oferta y de demanda, o del grado de desarrollo tecnológico de la industria en el siglo XX, que tratar la particularidad de estos temas en el siglo XXI. Las variaciones y la complejidad en el surgimiento de necesidades en la sociedad del consumo, los retos y desafíos de la actividad económica y los compromisos ambientales de las sociedades contemporáneas influirán notoriamente en los cambios que introduce el nuevo milenio a la comprensión de estos aspectos.
En este sentido, diversas variables de naturaleza política, económica, social y cultural serán fundamentales tenerlas presentes para hacer un análisis exhaustivo del contexto. En efecto, la etapa que se abre para el sistema energético petrolero entre los años 2000 y 2020, planteó una reconfiguración de paradigmas, asumiendo el esquema de la complejidad, en parte como resultado de la redefinición de las interacciones entre los principales actores del sector.
A partir de lo cual se puede inferir que la política petrolera mundial, entendida como el conjunto de acciones de los Estados y actores económicos que tienen lugar en el escenario internacional que establece las reglas del juego para llevar a cabo las actividades claves del sector se encuentra condicionada por elementos de naturaleza múltiple. Cada variable ejerce presión en el sistema energético petrolero internacional, lo que al final se traduce en cambios en la política de producción y en los niveles de demanda, de modo que el mercado internacional se mantiene en una constante dinámica y en función a estas tendencias los países formulan sus estrategias de actuación. No obstante, se trata de una actividad sujeta a los vaivenes de la incertidumbre y la imposibilidad de disponer de premisas normas fijas o lineales, lo que al final dificulta la anticipación de comportamientos.
A diferencia de otros bienes que tienen como función ser objeto de consumo masivo, el petróleo desarrolla un comportamiento particular que lo hace un elemento de relevancia estratégica en razón de su influencia en el crecimiento económico de los Estados, en cuanto al desarrollo de los sistemas de transporte y de energía.
En este orden, el mercado petrolero global tiene algunos rasgos específicos necesarios de considerar. Al respecto, Rodríguez y Rodríguez (2013), en su texto El petróleo como instrumento de progreso señalan que este modelo de mercado se caracteriza 1) por disponer de un amplio margen de precios, que oscila entre el costo marginal generado por la producción y el techo otorgado por el precio de un producto sustituto. Asimismo, 2) se debe tener presente que el grado de demanda de petróleo es poco sensible a las modificaciones de los precios en el plazo corto, lo que hace presuponer la inelasticidad de la demanda. Por su parte, 3) también se hace relevante considerar en que en este tipo de mercado la curva de oferta es elástica en sentido relativo, 4) con una relación muy estrecha entre volumen y precios, 5) además de tener que considerar el asunto clave de las reservas, las cuales suelen estar concentradas en pocos Estados que suelen ser muy inestables desde el punto de vista político.
Justamente los rasgos estructurales propios al sistema de mercado petrolero internacional han tenido dos efectos fundamentales a saber: la generación de una gran cantidad de renta de la cual se apropian los Estados propietarios y la volatilidad de los precios del bien que se comercializa. En este sentido, conviene tener presente que a lo largo de las últimas décadas fueron ideados múltiples mecanismos de administración para alcanzar la estabilidad de esa volatilidad.
Con relación a esta última
aseveración, Rodríguez y Rodríguez (2013) señalaban lo siguiente:
Se pueden
identificar tres regímenes que a través del tiempo han servido para administrar
la volatilidad de los precios del petróleo. El primero operó desde alrededor de
1930 hasta 1973. Estaba controlado por siete u ocho grandes compañías a escala
mundial y por la Interstate Oil Compact Commission dentro de los Estados
Unidos, la cual coordinaba la producción petrolera en los diferentes estados,
así como las importaciones y exportaciones. El segundo régimen estuvo dominado
por la OPEP y se extendió desde 1973 hasta 1985. Durante este período los
precios del petróleo fueron fuertemente influenciados por el precio de
referencia fijado por la OPEP. A partir de la debacle de los precios, el 1986,
ha venido surgiendo un tercer régimen de administración de precios que aún no
se ha definido plenamente (Rodríguez y Rodríguez, 2013: 175).
En el marco de la configuración de este nuevo régimen, los autores otorgan un papel destacado a los Estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los cuales comenzaron a ejercer influencia en el nuevo milenio en el desarrollo de políticas que apuestan por la reducción del consumo de combustibles con la aplicación de altos impuestos a la actividad. Pero en términos generales, se trata de una estructura que todavía no se encuentra definida del todo, considerando la multiplicidad de intereses de los diferentes actores que hacen vida en el sistema energético.
El presente análisis explora
la evolución de las estructuras y relaciones del mundo petrolero internacional
entre los años 2000 y 2020. El propósito original es poder dar cuenta de la
dinámica que asumió el mundo energético en este período con base en el enfoque
sistémico. Al final se presentan algunas consideraciones finales y las
respectivas conclusiones.
Evolución
de las Estructuras y las Relaciones del Mundo Petrolero Internacional en el
período comprendido entre los años 2000 y 2020.
1. El comportamiento de las reservas
En 2015 los Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aglomeraban un porcentaje de 81% de las reservas mundiales de petróleo, en donde resaltaba Venezuela (24,8%), Arabia Saudita (22,0%), Irán (13,1%) e Iraq (11,7%), para un subtotal de 71,6%.
Para ser un tanto más específicos, según datos de la misma OPEP en 2015 las reservas mundiales de petróleo oscilaban en 1.697.6 miles de millones de barriles, lo que reflejaba un incremento muy superior a las cifras registradas para el año 1995, que eran de 1.126.2., mientras que en 2005 los datos mostraban el total de las reservas en 1.374.4.
Ahora bien, cuando la aproximación al tema se efectúa por regiones, la parte de mayor concentración se ubicaba en Oriente Medio de 43,3% manifestando una línea de comportamiento hacia la reducción relativa al hacer la comparación frente a los años 1995 y 2005.
En esta región sobresalían
Arabia Saudita, Irán e Iraq, países que de manera unificada participaban de un
33,4% del total mundial. Por su parte, un segundo grupo que ocupaba un lugar de
relevancia era Centro y Suramérica con una participación de 19,4%, un grupo en
donde resaltaba Venezuela con un 17,7%. Por otro lado, un tercer grupo por
subrayar era Norteamérica que concentraba un 14%, en donde resaltaba Canadá con
un 10,1%.
De manera general, para 2015 a
una escala planetaria sólo 5 Estados, que eran Venezuela, Arabia Saudita,
Canadá, Irán e Iraq, aglomeraban 61,2% de la cantidad de reservas de petróleo a
nivel mundial. Por su parte, una asociación que jugaba una posición más
intermedia se encontraba compuesta por EE.UU. Nigeria, Libia, Rubia, Emiratos
Árabes Unidos, Kuwait, y aglomeraban cerca del 26,0%.
En este marco, se manejaba como información
que sólo un total de 11 Estados disponían del 87,2% de las reservas mundiales,
un aspecto que manifestaba el valor geopolítico del recurso que controlaban
estos pocos países frente al planeta.
Reservas
mundiales probadas de petróleo, por regiones y países
Cuadro
comparativo: años 1995, 2005 y 2015
Fuente: Romero y Valera (2018) Tabla 1
Ahora bien, al hacer una
aproximación un tanto más exhaustiva del comportamiento de las reservas en las
primeras dos décadas del siglo XXI también resulta conveniente traer a estas
páginas algunos datos que fueron difundidos por la Statistical Review of World Energy BP (2020), que muestran el grado
de distribución de las reservas probadas a nivel mundial por regiones en un
comparativo de los años 1999, 2009 y 2019.
De acuerdo con estas gráficas,
entonces se muestra una variación del comportamiento de las reservas en el
histórico que parte del año 1999 hasta 2019, con una clara diferenciación en
las cantidades de reservas probadas y sus formas de distribución. De esta
forma, mientras que para 1999 el total de reservas probadas era de 1277.1 miles
de millones de barriles, donde la región de Middle East contenía el 53,7,
secundada por la región de North America, que acumulaba el 18,2% del total; ya
para el año 2009, las cifras muestran que el total de reservas probadas
figuraba en los 1531.8 miles de millones de barriles de petróleo, donde Middle
East reducía su poderío en cuanto a la acumulación de reservas, disminuyendo a
49,2%, esta vez siendo secundada por la región de Sur y Centro América
acumulando el 15,2% de las reservas y desplazando a la región North America a
14.2%.
Sin embargo, estos datos
mostraron nuevamente variaciones cuando se mostraron las cifras
correspondientes al año 2019. En este caso, los guarimos presentados por BP reflejaron que el total de reservas
probadas para la fecha era de 1733,9 miles de millones de barriles, donde
Middle East disponía del 48,1 % de las reservas, Sur y Centro America
concentraba el 18,7%, mientras que el 14% lo acumulaba North America.
Finalmente, cuando se indaga
en torno a la evolución del control de las reservas por parte de los países
pertenecientes a la OPEP, los últimos informes revelaron que la tendencia en
las últimas décadas mostró el siguiente comportamiento:
OPEP Reservas
Fuente: OPEP (Boletín anual 2020). Gráfica 2
1. 2. Comportamiento de la producción de Crudo:
Con base en algunas cifras que presenta Ziritt (2011) en el artículo “El petróleo en cifras” se manejaba como información relevante que para la última década correspondiente a la primera década del siglo XXI la producción de petróleo a nivel mundial tuvo un incremento de 1,3% en promedio anual. Así como también, en este primer diagnóstico se conocía que tres productores monopolizaban el mercado mundial, que eran América del Norte, Medio Oriente y Europa, como un elemento de tipo constante que se había mantenido así desde los años 70´s del siglo pasado.
Para el año 2011 el nivel de
producción de petróleo promedio a nivel mundial se había ubicado en 83, 6
millones bppd. Con base a esas estimaciones, se calculaba para este momento que
los Estados miembros de la OPEP participaban de estos niveles de producción,
representando una contribución del 42,9% del total planetario producido.
Fuente:
Ziritt (2011). Gráfica 3.
Según Romero y Vera (2018), para el año 2015 la
cantidad de producción de crudo a nivel planetario había alcanzado un total de
91.670 de barriles diarios, una cifra que mostraba un nivel de crecimiento si
se compara con los guarismos que se manejaban para el año 2005, con un agregado
de un 11,9% más que lo registrado durante este último año.
Al respecto, en torno a estos
primeros datos se debe señalar que el comportamiento de la producción para el
año 2015 a nivel de regiones se encontraba distribuido por superioridad en
cantidad de la siguiente forma: en el caso de Medio Oriente concentraba 32,4%,
Norteamérica concentraba 20,9%, mientras que Europa y Asia representaban 19,4%,
Asia Pacífico con un 9,1%, África con 9,1%, y en el caso de Centro y Suramérica
también los niveles de producción alcanzaban 9,1% del total mundial. A partir
de estos datos se podía interpretar que aproximadamente para la fecha un poco
más del 53% de la producción de petróleo a nivel mundial se encontraba
concentrada en Medio Oriente y Norteamérica.
Ahora bien, cuando lo que se
trata de ubicar son los principales Estados productores de petróleo, al
establecer un orden en función a los menores y mayores productores, la línea es
la siguiente: Nigeria con un 2,6%, México con 2,9%, Venezuela con 3,1%, Kuwait
con 3,4%, Emiratos Árabes Unidos con 4,0%, Irán con 4,2%, Iraq con 4,5%, Canadá
con 4,9%, China con 4,9%. Mientras que los países precedentes aglomeran 34,5%
de la oferta global, en producción se debe tener presente que los tres principales
Estados que lideran la lista de esta dimensión son Estados Unidos con 13,0%,
Arabia Saudita con 13,0% y Rusia con un 12,4%. Estos últimos tres países
aglomeraban para este año el 39% de la oferta total a nivel mundial.
Principales
productores de petróleo
Cuadro
comparativo: Años 2005 y 2015
Fuente: Romero y Vera (2018) Tabla 2.
Con base en los datos reflejados en la tabla precedente, se debe señalar que el World Energy Council (2016) citado por Romero y Vera (2018) mostraron el comportamiento de la producción de crudo a nivel mundial por países haciendo un comparativo entre lo que ello reflejaba en 2005 y 2015. En el caso de este último año las cifras fueron presentadas en millones de toneladas anuales, donde se llegó a la conclusión en que los principales productores, según su orden, para 2015 fueron Arabia Saudita con 569 Mdb, Estados Unidos con 567 Mdb, Rusia con 541 Mdb, Canadá con 216 Mdb, China con 215 Mdb, Iraq con 197 Mdb, Irán con 183 Mdb, Emiratos Árabes Unidos con 176 Mdb, Kuwait con 149 Mdb, Venezuela con 135 Mdb.
No obstante, para tener una
visión más general de la evolución de la producción petrolera a escala global,
conviene presentar algunas cifras que también fueron difundidos por BP Statistical Review of World Energy
(2020) en el que se analiza el comportamiento de la producción entre los años
2009 y 2019. Su relevancia estriba en poder visualizar los principales avances
y retrocesos en las últimas décadas con datos más aproximados a la
contemporaneidad:
Fuente: BP Statistical 2020 Gráfica 4.
Fuente: BP Statistical 2020 Gráfica 5.
Finalmente, la evolución de la producción petrolera de los Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, en las últimas décadas mostró múltiples variaciones en sus tendencias, marcando para el año 2019 una contribución del 37,4% del total mundial:
Fuente: Statistical Review Of World Energy BP (2020) Gráfica 6.
1. Niveles de demanda y de oferta
De acuerdo con Ziritt (2011)
los combustibles fósiles que desempeñaron un rol clave en el sistema energético
durante el siglo XX, mantendrán su papel en las próximas décadas del siglo XXI.
La demanda de energía en su sentido primario se mantiene en incremento a nivel
planetario, destacando la electricidad para el uso doméstico, así como la
búsqueda de combustible para vehículos, siendo ambos elementos esenciales que
componen las estructuras del consumo mundial.
Al respecto, Ziritt (2011) en
principio refiere que los derivados de petróleo se mantendrán siendo las
fuentes claves e imprescindibles para el sistema de transporte, cuyos niveles
de demanda aumentarán con el incremento demográfico y de las necesidades
humanas que hacen más compleja la consideración de los estándares de la vida.
En efecto, el planeta depende
directamente de las fuentes de energía de naturaleza fósil, ello como un
resultado exclusivo en que desde el punto de vista histórico las tres
principales fuentes de energía para la humanidad han sido el petróleo, el
carbón y el gas natural; y pese a que bien es sabido en que otros tipos de
energía han tomado cuerpo, como lo son la nuclear e hidroeléctrica, ello no le
ha restado protagonismo ni supremacía a estas fuentes en el campo de las
actividades humanas.
No obstante, las transformaciones que ha experimentado el nuevo milenio ha generado algunos cambios en la naturaleza de las necesidades en materia de energía, como efecto del desarrollo tecnológico, industrial y las modificaciones abruptas en los patrones de consumo. En este sentido, de acuerdo con Ziritt (2011) es necesario decir que en el transcurso de la década de los años 70´s el aporte que hacía el sector petrolero a la dimensión energética a nivel planetario era de 48%. Pero esos guarismos cambiarían 40 años después, fundamentalmente debido a que a pesar de que hubo un aumento del consumo, la incidencia de este recurso se redujo a un 33% para 2011, en razón del desarrollo de otro tipo de fuentes de energía, entre las que se contaba el gas natural y la energía nuclear. Al respecto, se muestra la evolución en las siguientes gráficas:
Fuente: Citado por Ziritt (2013) Gráfica 7.
Se tiene que resaltar que la
necesidad de recursos energéticos en el planeta se incrementó exponencialmente
en las últimas décadas. De esta forma, el consumo se duplicó, en razón de que
mientras para el año 1971 la población era 3.700 millones, por mencionar un
ejemplo, ya para el año 2011 se hablaba de una población de alrededor de 7.000
millones de habitantes (Ziritt, 2011). De esta forma, un elemento de razón
demográfica tiene su expresión en la modificación de los patrones de consumo
con repercusiones sistémicas.
El elemento característico del petróleo y sus derivados es que son identificados como líquidos y disponen de un elevado contenido de naturaleza energética, aspecto que les otorga una particularidad especial para ser utilizados en los sistemas de transporte. Al respecto, un caso sobresaliente lo era EE.UU. que se abrogaba el título en 2011 de ser el Estado que consumía la mayor cantidad de energía en el planeta. En este país, el petróleo se consideraba para este momento la principal fuente para la dimensión que abarcaba todo el parque de transporte; un fenómeno que representaba el 28% del total de la demanda en energía.
Sobre la base de esas
consideraciones, Ziritt (2011) citando los datos de BP Statistical, muestra en
una gráfica la evolución del crecimiento del consumo mundial de la energía, en
función a sus principales tipos, y comprende el período que va de 1971 a 2011 (Ver
gráfica 8).
Fuente: Ziritt (2011) Gráfica 8.
En esta línea de
investigación, otros autores han presentado datos un tanto más recientes que
permiten establecer comparaciones en cuanto al comportamiento de los niveles de
demanda en el trascurrir de las décadas del presente milenio. Al respecto,
Romero y Vera (2018) citando los datos de Word Energy Council (2016) han
señalado que para el año 2015 el petróleo representaba dentro de la matriz
energética mundial,
Casi la tercera parte de la demanda (32,94%), seguido del carbón (29,20%) y el gas natural (23,85%). En total estas tres fuentes representa cerca de 86% de la demanda mundial; el resto corresponde, en orden de importancia, a hidráulica (6,79%), energía nuclear (4,44%), eólica (1,44%), solar (0,45%) y otros renovables (0,89%) (Romero y Vera, 2018:138).
Estos guarimos al ser
comparados con los niveles de demanda correspondientes al año 2005 a nivel
mundial, reflejan que hubo una reducción de la participación del petróleo, así
como también un incremento destacado en cuanto al carbón, el gas y de la
energía nuclear (Romero y Vera, 2018). Pero las estimaciones de agencias
especializadas todavía persisten en señalar que
a pesar de que la demanda de combustibles fósiles se mantendrá en
niveles altos, se prevé que para 2050 sufra una reducción de 82 a 74 %, en
razón del auge de las energías alternativas (Energía Sur, 2017 citado por
Romero y Vera, 2018). Algo equidistante
informa Roelofsen y otros (2016) quienes plantean que para el año 2030 se prevé
que un 50% de los carros expendidos en China serán eléctricos, lo cual
repercutirá directamente en la reducción del consumo de petróleo y con amplios
efectos para la estabilidad económica de la industria petroquímica.
1. Relaciones comerciales
Con respecto al tema de las
relaciones comerciales, es importante subrayar que en el transcurso de estas
dos últimas décadas la tendencia mostró algunas variantes. En esta línea,
siguiendo las aseveraciones presentadas por Romero y Vera (2018), se tiene que
decir que entre las materias primas que fueron más comercializadas en la época
los registros muestran que se encontraban el petróleo y el gas; de una manera
muy especial, el petróleo y todos sus productos derivados, particularmente en
razón de la facilidad de traslado y sus bajos costos, a diferencia del gas.
Asimismo, mientras que el comercio petróleo disponía de un sistema de mercado
interconectado a nivel mundial, se podría decir que el sistema comercial
referente al gas emergente tenía la particularidad en ser más de una naturaleza
regional.
Ahora bien, cuando el enfoque del análisis se hace en función a reflejar en términos de indicadores el nivel de exportación de crudo y los diferentes productos derivados de aquel, se tiene que subrayar que este indicador se ubica en un grupo de Estados muy reducido. Al respecto, para el año 2013 un total de ocho países considerados como los más grandes exportadores de crudo acumulaban un porcentaje igual al 49,9% de las cantidades mundiales; en tanto un grupo de 17 Estados concentraban el 75,4%; mientras que únicamente tres países concentraban un total de 29,2%, los cuales eran Arabia Saudita, Rusia y Emiratos Árabes (Romero y Vera, 2018).
Principales exportadores de petróleo crudo y productos petroleros (Miles de barriles diarios)
Fuente: Romero y Vera (2018) Tabla 3.
Tomando como referencia esos
guarismos, si se establece un razonamiento comparativo con los registros del
año 2003 se podía identificar un grado de aumento en los niveles de
participación de esta aglomeración de países. Además, en la perspectiva de los
autores previamente citados, la tendencia incremental se podía mostrar también
en el indicador de las importaciones mundiales. Así, para el año 2013 un grupo
de doce países importaban el 74,6% del total a nivel mundial, y una cantidad de
cuatro países disponían solamente de una participación del 45% de ese total.
Principales
importadores de petróleo crudo
2003,
2013
Fuente:
Romero y Vera (2018) Tabla 4.
1.
5. Desarrollo tecnológico de la industria
Tomando como base el contexto
histórico que ha tocado considerar, se tiene que decir que en las últimas
décadas se han destacado los avances que ha experimentado a nivel tecnológico
la industria petrolera. Según Romero y Vera (2018) la introducción de nuevas
tecnologías en la extracción de petróleo, como lo fue el “fracking” planteó cambios
importantes a los sistemas tradicionales de exploración y producción del vital
recurso, particularmente al haberse planteado como una alternativa que
representaba un reducción de los costos y que drásticamente se volvería
atractiva.
No
obstante, se tienen que mencionar las contribuciones que ha hecho Roxana
Pallares (2015) al campo de la investigación en torno a “Las Nuevas tecnologías
que pueden modificar la industria del petróleo y del gas” en la época
contemporánea. Justo los cambios tecnológicos que ha tocado experimentar en la
actividad petrolera se están traduciendo en la búsqueda de eficacia, seguridad
y eficiencia, para la conservación del medio ambiente.
En
este orden de ideas, se debe señalar que en los últimos años no sólo ha habido
avances en materia tecnológica en cuanto al desarrollo de fracturación
hidráulica y la aplicación de métodos para efectuar perforaciones horizontales,
lo que ha promovido la adopción de sistemas no convencionales (Como el Shale y
Tight) que se han popularizado en años recientes; sino que también ha habido
importantes adelantos en los mecanismos de perforación en aguas profundas, del
mismo modo en que se han desarrollado medios para la recuperación terciaria que
incrementan el porcentaje de los niveles de reserva que se pueden obtener
habitualmente de los reservorios convencionales (Pallares, 2015).
En
razón de los avances tecnológicos que ha tocado experimentar en las grandes
compañías, se han generado mayores cantidades de bienes y de servicios con la
aplicación de cantidades de energía, cada vez más reducidas. Justo esa
reducción de consumo es una tendencia que será promovida por la incorporación
de nuevas energías alternativas.
De
este modo, es un hecho notorio que la promoción de las energías limpias, el
desarrollo de la robótica y de los vehículos sin conductor, impacta la vida
cotidiana de las sociedades. En este sentido, la industria petrolera no escapa
a esta realidad, pero con ello aparecen también diversas oportunidades de
mejoras.
Por
mencionar algunos casos de aplicaciones de las nuevas tecnologías al campo de
la industria petrolera, se debe mencionar la incorporación de drones y de
robots aéreos. Estos dispositivos se han convertido en importantes herramientas
compiladoras de datos en forma efectiva y eficiente, para la realización de
monitoreos o inspecciones a los oleoductos y gasoductos, reduciendo la cantidad
de gastos aplicados con la ejecución de procedimientos tradicionales. Así como
también estas herramientas tecnológicas permiten la detección de fugas, y la
exploración de yacimientos
Por
otro lado, también ha tomado un rol activo en el desarrollo tecnológico de la
industria petrolera mundial la incorporación del “internet de las cosas”, como
una gran oportunidad para el sector, al contribuir directamente con la
automatización de los procesos medulares, con la conectividad, procesamiento y
detección de problemas en una mayor escala. Precisamente, uno de los retos más
importantes que se les presenta a las grandes compañías de hidrocarburos en la
presente época tiene que ver con la garantía de seguridad y justo la tecnología
del internet de las cosas se está inscribiendo en esta línea para idear
sistemas que faciliten la posibilidad de evitar accidentes de cualquier índole.
En
este marco, se tiene que mencionar como aspecto consecuente a lo esbozado en el
párrafo precedente, tiene que ver con algunos proyectos que estaban siendo
desarrollados en España, en lo específico en la Universidad Politécnica de
Cartagena, que se denominó “Underwater Robotics ready for oil spills” y el
mismo tenía como propósito generar una flota de vehículos inteligentes con la
facilidad de respuesta inmediata para identificar automáticamente pérdidas de
crudo en el mar.
De
esta manera, con el auge del internet de las cosas se logra la incorporación de
nuevas formas de inteligencias para reformar la cadena de suministro petrolero,
haciendo importantes contribuciones a la producción mundial (Pallares, 2015). Así mismo en el marco de esta tendencia
también se tiene que mencionar el auge de la compañía “Rockwell Automation”,
una empresa que se ha especializado en la investigación para el avance e
invención de soluciones electrónicas, sobre la base de la utilización de
softwares, dispositivos y sensores para anticipar las fallas en estructuras de
equipos que resultan claves en los procesos de la cadena de valor del negocio
petrolero; de modo que se trata de la aplicación de nuevos sistemas que
facilitan el seguimiento y la garantía del desempeño en tiempo real así como la
prevención de fallas a futuro en el sector (Pallares, 2015).
2. 6. Desafíos
y/u oportunidades
Según Serrani (2015), en el
campo de la reflexión especializada en torno a los desafíos y oportunidades que
enfrenta la actividad petrolera en el desarrollo de estos años, se tiene que
destacar que las tendencias más recientes mostraban el asentamiento de
importantes dilemas y el planteamientos de desafíos de diversa índole en cuento
a la evolución que podría tomar la economía mundial y las proyecciones futuras
del mercado correspondiente a la actividad petrolera, los cuales apuntan en su
mayoría al tema de la sostenibilidad del sistema energético global.
En lo particular, la
complejidad de la dinámica económica a nivel global, la crisis financiera y las
perspectivas emergentes en los países de Asia y en Latinoamérica, el
comportamiento especulativo sobre los mercados de futuros petroleros con
importantes repercusiones en la configuración de los precios del barril de
petróleo para los próximos años, además de la acumulación de las mayores
cantidades de reservas petroleras en manos de las compañías nacionales de los
Estados pertenecientes a la OPEP (Serrani, 2015).
Al respecto, las interrogantes
que todavía se mantienen en un plano especulativo en los centros de
investigación y en las agencias especializadas en hacer seguimiento al tema sitúan
el interés en saber si son suficientes el grado de inversiones así como las
innovaciones en materia tecnológica que se han desarrollado en los países cuyas
actividades económicas primordiales se edifican sobre la base del comercio
petrolero internacional.
En este marco, justo el
desafío y dilema que se presenta a los Estados petroleros y al sistema energético
mundial tiene que ver con la velocidad del desarrollo tecnológico, pues si bien
es cierto que podría facilitar muchas de las actividades presentes en la cadena
de valor del negocio, también se trata de una tendencia con otro frente que
está apostando por reducir en el sistema de comercio internacional los niveles
de demanda de los combustibles fósiles con el propósito también de poder cubrir
el acelerado crecimiento de consumo de las sociedades en los años recientes.
En este contexto, nos comenta Serrani (2015),
Actualmente,
producto tanto de la discusión internacional sobre el calentamiento global como
de las perspectivas de agotamiento de reservas de petróleo convencional en razón
de la cada vez más elevada tasa de consumo, la problemática emergencia
de un nuevo orden energético mundial se dispone en el centro de muchos de los
conflictos recientes más trascedentes. Esto sucede por una radicalización de
las posturas políticas y de las decisiones económicas del actual modelo
energético y de los principales actores estratégicos involucrados (Serrani,
2015: 184).
Sobre la base de estos
supuestos, todo parece apuntar a que la sustentabilidad del mercado petrolero
internacional en los próximos años se encontrará supeditado a los procesos de
toma de decisiones de los distintos actores claves en el sistema energético,
así como también al progreso tecnológico y a la consolidación de un paradigma
que apuesta por una racionalización de los comportamientos de las sociedades en
lo referente a las formas de promover el consumo en materia de energía.
A pesar de que en el contexto
hodierno parece que se mantiene imperando un nivel incremental de incertidumbre
planetaria, ya al finalizar la primera década del siglo XXI algunas
proyecciones emitidas por la Agencia Internacional de Energía mostraban que la
presencia del petróleo en la ecuación energética no sólo se sostendría en el
tiempo, sino que profundizaría. En este sentido, se estimaba que para el año
2035 se esperaba un incremento de 60% en la demanda de energía, donde muy
probablemente la mitad de ese porcentaje estaría siendo ocupado por el
requerimiento global del tipo de combustibles fósiles. De esta forma, entonces,
las estimaciones muestran que los hidrocarburos continuarían constituyéndose en
una de las fuentes energéticas fundamentales al totalizar más del 80% del
aumento de la demanda del tipo de energía de naturaleza primaria, además que el
grado de consumo de crudo continuaría elevándose desde una cifra referente de
85 millones de barriles diarios que marcaba en el año 2009 a un total de 99
millones que se tienen proyectados para el año 2035.
Sobre la base de estos
supuestos, un elemento que llama la atención tiene que ver con el incremento de la demanda
planetaria de energía proyectada, en lo particular al saber que un 93% estaría
proviniendo de los Estados no miembros de la OCDE, y en especial de los Estados ubicados en la
periferia, porque estarían mostrando tasas específicas de crecimiento a nivel
económico, incremento en la producción, aumento poblacional y desarrollo de la
urbanización , así como también un fortalecimiento de los indicadores de
naturaleza social del mismo modo en que se podía prever un incremento en los niveles
la renta per cápita (Serrani, 2015).
3. 7. El ambiente
Al respecto, el impacto que ha
adjudicado el discurso emitido por el movimiento ecológico mundial al sistema
energético petrolero en el nuevo milenio ha sido relevante. Básicamente este
movimiento ha ejercido una presión importante a los gobiernos, a las empresas y
a la sociedad en función a que se abandone el consumo del petróleo en razón de
los efectos perjudiciales generados en contra del medio ambiente (Monterrosa,
2009).
Al efectuar un agudo registro de
las contribuciones y los efectos perjudiciales de la industria petrolera en el
planeta, la tendencia dominante manifiesta la prevalencia de los daños y
alteraciones ecológicas ocasionadas por dicha actividad por encima de los
beneficios al desarrollo de las sociedades que aquellas pudieron efectuar. Al
respecto, Romero y Vera (2018) destacan el impacto negativo que en los últimos
años han tenido las empresas petroleras transnacionales.
En este sentido, en las
últimas décadas figuran algunos hechos claves que encendieron las alarmas de
los movimientos ecológicos en el mundo, a saber. En primer lugar, se tiene que
hacer mención a lo ocurrido en el Delta del Níger en el año 2007, cuando un
derrame de petróleo sin precedentes acabó con una región de esa zona, con
efectos directos en una población que dependía directamente de la tierra ahora
contaminada; un daño que se le adjudicó a la empresa Shell, pero que dicha
compañía no estuvo dispuesto a reconocer
ni a responder, en cuanto a las reparaciones pertinentes y al pago de las
indemnizaciones a las comunidades que experimentaron estos daños.
Por su parte, también resonó en
la opinión pública internacional el evento de la BP acaecido en el Golfo de
México, en el que el derrame de crudo proveniente de una industria petrolera
generó efectos catastróficos, a los que tuvo que responder a través de
desembolsos de enormes cantidades de dinero. Asimismo, al tomar como referencia
a Ecuador, se debe hacer mención a que también se convirtieron en tendencia hechos
referentes a la tala de vegetación con un amplio impacto a la fauna, a las
poblaciones indígenas y a fuentes hidrográficas, en razón de la explotación de
petróleo. Al respecto, según algunos datos que fueron presentados por Romero y
Vera (2018) se calculó que en el período comprendido entre los años 1971 y
1992, la transnacional Chevron Texaco Corp derramó a los ríos ecuatorianos
alrededor de 18 millones de litros diarios de crudo, que eran catalogados de
alta peligrosidad para los seres humanos y para cualquier otro ser vivo. Este
hecho fue catalogado, incluso, por algunos autores como el peor daño ecológico
petrolero a nivel mundial.
Ahora bien, en el marco de los
daños ecológicos derivados de la mala ejecución de la actividad económica
petrolera, también se debe hacer mención a una tendencia que ha supuesto la
búsqueda en hacer más eficiente los métodos de extracción del petróleo; lo que
ha ocasionado daños al ambiente en igual proporción. Precisamente, la escasez
de las fuentes de reservas tanto de crudo como de gas a forzado a la adopción de métodos no convencionales,
altamente peligrosos para la naturaleza y los seres humanos, como es el
denominado “fracturamiento hidráulico”, el cual se refiere a un procedimiento
en el que se aplica la inyección de cantidades de agua, productos de naturaleza
química, o arena en elevadas presiones a los lugares profundos en los cuales se
almacenan fuentes de petróleo para facilitar su extracción. Pero se trata de un
método que genera elevados niveles de contaminación tanto en ríos como en la
superficie de las zonas en los que se aplica, en donde son esparcidas grandes
cantidades de agua que son devueltas de las zonas de extracción.
Ante este panorama que se
hacía más recurrente en el desarrollo del nuevo milenio se comenzó a hacer
énfasis en que los problemas de contaminación al medioambiente no sólo se correspondían directamente o en
exclusiva a los accidentes de derrames del recurso, sino que de igual forma
comprendían el conjunto de productos que eran fabricados como derivados de
aquel.
Lista
de empresas a las que se le adjudica daños ecológicos más prominentes en los
últimos años
Fuente:
Romero y Vera (2018) Tabla 5.
En este sentido, en función a
las tendencias emergentes se debe tener presente que en las últimas décadas los
gobiernos se han visto forzados a legislar en función a hacer más eficientes
los modelos de sistemas de procesamiento de combustibles derivados del
petróleo, así como también se han encontrado obligados a establecer mejores
delimitaciones a los espacios protegidos para impedir la exploración y la
explotación de petróleo y promover el desarrollo de la búsqueda de energías
limpias (Monterrosa, 2009).
En las estructuras y
relaciones del mundo petrolero las presiones ejercidas por estos movimientos
ecologistas han tenido dos efectos fundamentales a saber, en primer lugar, se
trata de reducir la oferta, en lo particular al ser más común y recurrente la prohibición
de explotaciones en áreas protegidas. Y en segundo lugar, se trata de afectar
la demanda, haciendo énfasis en la necesidad de desarrollar sistemas más
eficientes y al promover la búsqueda de energías alternativas (Monterrosa,
2009).
En
este marco, mientras el énfasis se mantenga estando en los desastres ecológicos
ocasionados por el calentamiento global, se percibe una mayor presión sobre la
comercialización del petróleo como materia prima clave para el desarrollo
mundial. Una situación que se está viendo reflejada en las estructuras del mundo
petrolero en la época contemporánea, con las presiones generadas por los
movimientos ambientalistas que están forzando el desarrollo de nuevas
tecnologías y la fabricación de productos alternativos a los combustibles
fósiles.
Precisamente, bajo el reflejo
de lo que pudo llegar a suponer el control del petróleo para el ejercicio del
poder político para una época, la nueva tendencia emergente dominante en el
comportamiento de los Estados potencia parte de la premisa en que, si es
posible dominar las principales fuentes de energía, es posible controlar en
igual proporción el sistema económico y financiero global. Ese podría ser uno
de los efectos más notorios en el sistema energético del milenio en desarrollo
en la presente época (Monterrosa, 2009).
1. Aspectos geopolíticos y el juego de los
principales actores
En las últimas décadas el
petróleo también ha pasado a reafirmar su rol geopolítico a nivel mundial. La
importancia del denominado “oro negro” en las economías modernas se ha visto
reflejada en su capacidad para convertirse en un instrumento de poder global,
lo que también ha desencadenado un entorno de conflictos entre los distintos
actores tanto internos, como externos a los sistemas políticos, tras el interés
en la búsqueda por el control de los yacimientos y las garantías de alianzas
estratégicas esenciales.
En este orden de ideas, es
necesario referir en que el petróleo goza de una “importancia socioeconómica y
política (…) como recurso de primer orden dentro de la matriz energética
mundial”(Romero y Vera, 2018: 134). Justo
esa relevancia es lo que ha hecho
también que este recurso sea concebido como el origen de innumerables
conflictos geopolíticos. Una cantidad considerable de enfrentamientos de
naturaleza bélica ha tenido su origen en los conflictos ocasionados en la
búsqueda por el control de recursos naturales, entre los cuales figura el
petróleo como primera opción.
Como refieren León y Rosas (2006)
en el artículo “Geopolítica crítica de la civilización petrolera”,
La
importancia del petróleo –y en general de los hidrocarburos- en nuestra
sociedad no está dada sólo por la multiplicidad de los productos de consumo
final que se obtienen directa o indirectamente de su procesamiento petroquímico
(…), sino además por su presencia en prácticamente todos los sectores y ramos
industriales (farmacéutico, alimentos, transporte, cosméticos, vestido,
entretenimiento, etc.), por su indispensable uso en varios momentos al interior
del proceso productivo (…) como responsable de revolucionar las comunicaciones
y el transporte (…) pero, sobre todo, como base energética que permite el
movimiento completo de la producción y la reproducción de la sociedad (León y Rosas,
2006:56).
CONSIDERACIONES
FINALES/ CONCLUSIONES:
El sistema energético
petrolero mundial se encuentra en una fase de reconfiguración. Este espacio en
el que se encuentran interactuando un conjunto de actores, en el que destacan
los productores (empresas petroleras, tanto privadas como nacionalizadas),
consumidores, el sector industrial, traders, especuladores, inversores y
decisores públicos se encuentra expuesto a nuevas formas de interacción cada
vez más complejas, tomando en cuenta el desarrollo tecnológico y la
incorporación de nuevos paradigmas que establecen los principios y formas de
actuación en el mercado internacional .
Sobre la base de estos
supuestos, algunos elementos esbozados en el análisis muestran que la oferta
actual del recurso se encuentra estrechamente afectada por los cambios
geopolíticos, la apertura de nuevos mercados y la globalización.
En razón de tan elevado conjunto de
variables que se deben considerar para efectuar una comprensión exhaustiva del
sistema energético mundial entre los años 2000 y 2020, la inversión en
desarrollo tecnológico para los Estados se convierte en una prioridad,
particularmente cuando la intención es asegurar un funcionamiento
eficiente y efectivo de la industria,
pero justo ese elemento también genera dilemas trascendentales, puesto que se
tiene que pensar en un sistema de equilibrio en donde la innovación permita
mantener las cantidades de consumo de combustibles fósiles.
En el nuevo milenio es muy
común el desarrollo de una conciencia ecológica que si bien, no es lo
suficientemente fuerte para contravenir la idea conforme a la cual el petróleo
se mantiene siendo la principal fuente de energía y generadora de productos de
gran relevancia para el consumo de la sociedad, el énfasis se hace cada vez más
en el impacto ecológico que tiende a ser negativo.
Al tiempo en que la
acumulación de la actividad económica derivada del sector petrolero en un
conjunto reducido de actores y países en las últimas décadas ha promovido que
el recurso sea empleado como instrumento para generar presión a otros Estados,
o para apoyar a modelos de gobierno no democráticos.
Referencias
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