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Perspectivas sobre el Petróleo y la Geopolítica Mundial. Escenarios para el 2023 y el rol de Venezuela; por Guillermo Martínez Vílchez

 

En el escenario internacional el sector energético se mantiene a la expectativa, particularmente cuando el interés general reposa en poder hacer una primera aproximación sobre el probable desarrollo del mercado petrolero global y la dinámica desde el punto de vista sistémico que podría llegar a tener para este 2023, considerando su impacto directo en la economía regional y en Venezuela.

 


En primer lugar, resulta difícil hacer un balance inicial y dejar de lado en el análisis las consideraciones en torno a lo que significó el 2022, un año en el cual el conflicto entre Rusia y Ucrania determinó la geopolítica internacional, y que al final se convirtió en uno de los elementos que mayor influencia ejerció en la configuración de los precios, cuando se tiene presente que el mercado petrolero europeo se mantuvo en movimiento, al buscar modificar su origen de compra de crudo para restringir sus compras al mercado ruso. Una situación que dejó al descubierto el papel del crudo en el sistema energético, el rol de Rusia y la estrategia impulsada por EE.UU. y la UE, de utilizar el petróleo como arma política con alta incidencia para la concreción de sus intereses; lo que terminó potenciando la incertidumbre en el mercado y la interacción entre sus principales actores.  

 

No obstante, frente a esta dinámica que caracterizó al 2022, también resultó bastante claro la política de cooperación manifestada por la OPEP con Rusia, en cuanto a las decisiones emitidas por el organismo que planteó una reducción en la producción para asegurar el equilibrio sistémico. Una medida que fue rechazada principalmente por países como EE. UU., que se mantuvo en constante presión por asegurar el incremento de la producción mundial, como una estrategia que buscaba “aparentemente” reducir los precios, pero que en el fondo resultaba en una jugada que tenía un claro interés electoral encubierto (en cuanto a la posible influencia que ello tendría en el proceso electoral de medio término norteamericano que tuvo lugar en noviembre del año pasado) y para incidir negativamente en el poderío económico ruso y así directamente en el conflicto.

 


En este sentido, es necesario destacar que el cierre del año 2022 fue un momento marcado por el embargo de la UE a Rusia, la cual estableció la decisión de dejar de importar el petróleo de este país que fuera transportado por la vía marítima. Así, los Estados agrupados en el G7, en alianza con Australia y la UE establecieron también un tope al precio en 60 dólares al petróleo cuya procedencia fuese exclusivamente rusa. Ello supuso que a nivel del mercado petrolero internacional hubiese una reconfiguración de sus elementos; empezando porque las sanciones occidentales generaron como efecto directo que el mercado europeo se convirtiera en receptor de productores procedentes de Oriente, como una alternativa que a la larga trataría de suplir las consecuencias del bloqueo a las importaciones de Rusia. Ante ello, la respuesta rusa fue el establecimiento de una medida que comenzará a correr a partir del 01 de febrero de 2023, conforme a la cual se prohibirán las exportaciones de crudo a los países que incorporen el límite de precios señalado. Además, esto parece tener lugar en un contexto en donde se estima que Rusia aumente sus exportaciones a China e India.

 

Según expertos, la influencia ejercida por algunos actores claves en el comportamiento del mercado global en este nuevo año apuntará a que pueda existir, también, una disminución en la venta de fósiles que dispongan de una carga considerable en la emisión de gases que potencien el efecto invernadero.  Pero esta línea del análisis no puede dejar de lado las previsiones que hizo la OPEP en su último informe de cierre emitido en 2022, conforme al cual se avizora para 2023 un crecimiento económico mundial de 2,5%, con un incremento en la demanda de crudo a nivel global que se estima oscile los 2.2 millones de b/d; un escenario donde, dicho crecimiento, tendrá como epicentro generador los Estados emergentes y se encontrará circunstancialmente determinado por condiciones puntuales, entre las cuales se puede contar la realidad internacional del sistema económico con sus particularidades, en lo referente al control de la Covid-19 y los conflictos geopolíticos que hoy en día se mantienen generando un clima de incertidumbre.


Frente a este panorama, tampoco se puede excluir de la reflexión el papel de incidencia que puede llegar a tener la Reserva Estratégica de Petróleo de USA (SPR, por sus siglas en inglés) que este año ha liberado 240 MM bbl, ofertándolos en el mercado. De acuerdo con algunas fuentes, el congreso de USA no ha autorizado liberar más, con lo cual se estima que haya una reducción de la oferta, pero además el Departamento de Energía, ha anunciado y ya está negociando para febrero del año en curso rellenar la SPR y ha dicho que espera hacerlo paulatinamente a un precio de 70$/bbl. Por ello, dada la magnitud del volumen en cuestión, esta compra masiva indicaría un suelo mínimo del precio WTI de 70$, con lo cual en términos sistémicos se pudiera generar un clima de re-equilibrio de la oferta y la demanda. Por esta razón, en el caso de que la demanda mundial sea menor a la estimada, la compra  de la SPR a 70$ actuaría como suelo de precios.  

 

 En este marco, se deberá tener en cuenta que la percepción de crecimiento global para este 2023 se encontrará determinada por el comportamiento que puedan manifestar indicadores como la demanda, la inflación, el incremento de los tipos de interés, el aumento de las deudas que puedan adquirir algunas regiones, así como el agravamiento de algunas dificultades en lo referente al funcionamiento de ciertas cadenas de suministro. Pero a pesar de estas precisiones, en términos generales, se augura que pueda desarrollarse un escenario en el que exista un repunte en los precios del crudo a nivel mundial, en respuesta a la demanda energética que estará promoviendo China, que se avizora con una tendencia al crecimiento, debido al giro de su política comercial, con la flexibilización de sus medidas de movilidad fronteriza.


Con el relajamiento de las medidas restrictivas en China en razón de la Covid-19, se plantea en el escenario global un panorama optimista con la entrada en escena de uno de los mayores importadores de crudo a nivel global y que reduce los efectos de incertidumbre que esbozaban el desarrollo de un escenario de recesión catastrófico.

 

De este modo, el efecto de esta regularización puede establecer las bases para el reacomodo de ciertas condiciones en el mercado petrolero internacional y que podrían resultar favorables para el establecimiento de mejores precios; en especial, cuando lo que inicialmente se vaticinaba era una tendencia a la baja del crudo y a un punto crítico; razón por la cual, diferentes actores se encontraban ante la expectativa de conseguir algún motivo que sirviera de impulso para volver al ruedo comercial.

 

Venezuela no puede escapar de esta realidad. Los cambios que se han logrado percibir en los últimos meses, en cuanto a la posibilidad de que jugadores del mercado petrolero claves, se les haya concedido la posibilidad de  su participación en la dinámica de la industria, plantea elementos positivos que pudieran llegar a tener una influencia importante en la generación de riqueza en el país, además en que dichos cambios tienen un efecto político de gran impacto, pues, en cierto sentido es un reconocimiento explícito de la seguridad jurídica de la cual goza el país y del potencial para la inversión extranjera con la que cuenta.  Asimismo, se estima que esos acercamientos con los cuales cerró el año 2022, pueden tener una incidencia positiva en otros participantes, de otros continentes, que desempeñen un papel esencial en el sector energético y que puedan tener algún tipo de interés de inversión en la república.

 


 El panorama se mantiene en expectativa constante. Particularmente, cuando se tiene que disponer de un seguimiento específico a la dinámica que pueda llegar a tomar, la oferta, la producción, la demanda, el comportamiento de China con relación a la política de relajamiento de “cero contagios”, así como la participación de otras variables esenciales que pueden llegar a tener un impacto directo en el crecimiento de este sector económico con relevancia estratégica nacional y mundial. 


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