El boom de la Economía del Conocimiento y Venezuela ¿Hacia dónde vamos?; Por Guillermo Martínez Vílchez
Hoy en día se habla de una gran transformación de las formas tradicionales de concebir las relaciones políticas, sociales, económicas y de producción. La era de la globalización ha forzado a que se deban asumir cambios y procesos disruptivos, que marcan un antes y un después en las formas de comprender la vida en sociedad y que plantean importantes desafíos.
Justamente, estos procesos de cambios han planteado que
se abandonen viejos paradigmas y se asuman nuevos esquemas, entre los que se
cuenta la irrupción de lo que se conoce como la Economía del Conocimiento. Este
tipo de economías constituye un tipo de recurso de naturaleza intangible que
juega un papel central en los países que se han planteado como meta alcanzar
mayores niveles de conocimiento, para asegurar un elevado y mejorado desarrollo
económico y financiero.
Es ampliamente reconocido en la actualidad el papel del
conocimiento humano como elemento esencial para dar razón de la capacidad de la
cual disponen las economías en crecimiento y en constante progreso. En este
marco, las sociedades cada vez han sido más conscientes en que un mayor grado
de inversión en conocimiento supone un mayor grado de producción; lo que hace
que ello, a la larga, pueda traducirse también en la transformación de mejores
y nuevos productos, así como en la definición de procesos de producción que van
innovando en su estructuración al mismo ritmo en que avanzan los tiempos.
En esta línea, el conocimiento se convierte en un recurso
que genera amplios rendimientos en la medida en que es empleado y aprovechado,
algo que al final le concede un valor incalculable al tener una incidencia
directa en el desarrollo económico, principalmente porque representa eso que se
ha denominado en la era hodierna como el capital fundamentado en el Knowledge, esto es, activos de
naturaleza intangible (como formación del personal de trabajo, construcción de
base de datos, softwares, imagen de las marcas, así como derechos de
propiedad).
En la era moderna los Estados Nacionales se encuentran
inmersos en la transición hacia prototipos y modelos de economías fundamentadas
en el conocimiento, pero en diferentes grados y avances, en parte como un
efecto directo de sus condiciones estructurales, así como de las diferencias en
la inversión que los países hagan para su materialización. Al respecto, Canuto
y Cavallari (2012) (citados por Avalos, 2017) advierten que, en un reporte efectuado
por el Banco Mundial, la evaluación que se hace de la riqueza total, colocan
como elemento fundamental que el capital humano y el valor que dispongan las
instituciones tienen, en ciertas sociedades, el mayor nivel de la riqueza.
Dicho con otras palabras,
para este organismo el capital natural tiene una representación de 5% en torno
a la riqueza total; mientras que el capital producido tiene un 18% frente al
capital intangible, el cual representa el 77%, en donde se encuentran incluidos
las capacidades y destrezas en los saberes; lo que revela la importancia que
esta nueva dimensión tiene para las sociedades y sus formas de estructurar sus
procesos esenciales.
Ahora bien, se debe señalar que un denominador común en
las reflexiones que giran en torno al auge de estas economías es que el grado
de utilidad del conocimiento, para incrementar los niveles de producción en las
sociedades, va a encontrarse condicionado por las formas o modelos de
organización social de los cuales se disponga en esas realidades, así como de
la necesidad implícita de los individuos por manifestar interés en el
conocimiento y su capacidad de creación.
De esta manera, las condiciones externas de esa sociedad
y la capacidad que se tenga para encauzar el caudal de ese conocimiento y para
aprender de él constituyen factores esenciales para asegurar la consolidación
exitosa de modelos de esta naturaleza; aspectos todos que hacen suponer,
entonces, que la facultad para que una determinada sociedad sea o no propensa
para el aprendizaje se convierte en un criterio incluyente/excluyente en la
posibilidad de asimilación y de transición de una forma de economía a otra de
este estilo.
A partir de lo
cual, se puede pensar que ciertas realidades y factores facilitan estos
procesos, entre los cuales se podría contar el hecho de que se disponga de un
tipo de infraestructura de producción acorde, fundamentada en la interacción
cercana de diferentes y múltiples factores económicos, con una gran dotación de
talento humano, de infraestructura de tipo física y un sistema de
comunicaciones mediante el cual sea posible la transmisión de datos e
informaciones de manera efectiva.
Al respecto, se tiene que decir que un argumento
predominante en los últimos años sostiene que “la economía del conocimiento
está replanteando el conocimiento de la economía” (Torrent, 2016). Sobre este
tema, Joan Torrent (2016) en un interesante artículo titulado “La Economía del
conocimiento y el conocimiento de la economía” introduce una serie de
planteamientos que hacen suponer que nos encontramos frente a una era de agudos
cambios y que despiertan la necesidad de replantear los conceptos
prevalecientes en la Teoría Económica.
Ahora bien, al hacer un primer abordaje del tema se puede
identificar que en la web existen varias referencias bibliográficas importantes
en donde algunos investigadores realizaron esfuerzos en comprobar la relación
que había entre la economía del conocimiento y el crecimiento económico.
Al respecto, un trabajo realizado por Carlos Sánchez y
Humberto Ríos en (2011) titulado “la economía del conocimiento como base del
crecimiento económico en México” plantearon la importancia de este modelo en
las mejoras en el proceso productivo de ese país; en especial al referir que en
la medida en que en esa sociedad se realizaba una mayor inversión en educación,
en aspectos referidos a innovación así como en tecnologías, ello al final se
traducía en un incremento en el uso y en la generación de conocimiento en los
niveles de producción económica, en las 32 entidades federativas del Estado de
México. Estos autores hacen un estudio de la economía del conocimiento en
función a unas variables específicas como lo son: el nivel de alfabetismo,
educación media y superior, investigación, acceso telefónico, internet y
computadoras. Al final, se hace un abordaje del nivel de impacto que el “índice
de conocimiento en conjunto con la formación bruta de capital fijo, tienen en
la acumulación de riqueza nacional y por entidad federativa”
Por otro lado, al hacer una revisión un poco más acuciosa
sobre el tema se pudo ubicar un artículo de investigación escrito por Patricia
García, Rosa Cortés y Vicente Hernández titulado “Aproximación a los
indicadores de la economía del conocimiento de los municipios de San Luis
Potosí”. El valor que tiene este trabajo es que explica una metodología
propuesta por el Banco Mundial en 2012 para calcular el índice de la economía
del conocimiento, además de los aportes en materia teórica al ofrecer un
fundamento bien completo sobre los conceptos que orientan la reflexión en torno
a este tema.
En este sentido, García, Cortés y Hernández (2016) citan
a Chen y Dahlman como autores claves, en tanto se encargaron de sistematizar un
esquema para abordar los indicadores de la economía del conocimiento con base
en un esquema compuesto por 12 variables que resultó útil para medir el nivel
que tiene un país dentro de la economía de este tipo. Aunque al final
terminaron agrupando estas variables en cuatro partes que los autores
terminaron denominando como los pilares que miden el conocimiento de los países
(Knowledge index) y la economía del conocimiento (Knowledge economy index).
Estos cuatro pilares eran los siguientes:
v 1) Estímulos económicos y régimen institucional: todos
aquellos incentivos de tipo legal o fiscal que los Estados institucionalizan
para incentivar el desarrollo económico.
v 2) Promoción de la Educación y recursos humanos: nivel de
innovación continua y de adaptación de las habilidades para generar y emplear
eficazmente el conocimiento.
v 3) Implementación de Sistemas de innovación: Se refiere a la
producción de artículos en revistas técnicas o científicas escritas por
investigadores de cualquier área del conocimiento y el número de patentes que
se registran en el país.
4)Desarrollo de Tecnologías de información y comunicación: se refiere en pocas palabras a la forma moderna y adecuada de infraestructura informática que facilite la comunicación efectiva, distribución y procesamiento de la información en los distintos canales económicos que estructuran la dinámica social.
En términos generales, entonces se pudiera decir que este
tipo de modelo económico se encuentra estructurado en función de gestionar y
organizar las actividades económicas de una manera más científica, cualitativa
y desde una forma tecnológica bien definida. En esta línea, es una máxima para
este enfoque que, al lograr un mayor grado de producción de conocimiento,
entonces sea posible un nivel de rendimiento económico y financiero superior en
las realidades que así lo conciban.
De acuerdo con algunos datos que fueron presentados en el
informe Abaco de la Fundación BBVA, IVIE (2013) Estados como Dinamarca,
Finlandia y Reino Unido habían alcanzado un alto grado de desarrollo en sus
modelos económicos y en el nivel de bienestar en sus sociedades, justamente
porque habían destinado una gran inversión en actividades y procesos
fundamentados en el conocimiento en relación a su PIB.
Ahora bien,
teniendo presente todos estos supuestos, pensar en la realidad venezolana y la
posibilidad de ingresar en esta era de la Economía del Conocimiento plantea
importantes retos y desafíos que resultan esenciales considerar. La creciente
necesidad de que nos podamos reinsertar en este modelo emergente es una
constante que cada vez más se hace palpable con el pasar de los años y en la
medida en que el nivel de demandas de la sociedad se incrementa.
Por esta razón, es fundamental orientar la estrategia en
función a poder incentivar las facultades, destrezas y capacidades para
estimular la producción nacional mediante la generación del conocimiento y el
aprovechamiento del dominio tecnológico y de los saberes a ello asociados. En esta línea, en función a nuestras propias
condiciones económicas la línea de acción puede estar inicialmente enfocada en
hacer un aprovechamiento estratégico de nuestras fortalezas mediante la
promoción de la industrialización de los hidrocarburos, en el marco de la
institucionalización de un modelo de sociedad en el que se conceda mayor
prioridad a la creación de nuevos e innovadores conocimientos científicos y
avances tecnológicos.
La posibilidad de una transición a un modelo de economía
del conocimiento en Venezuela pasa por el aprovechamiento de lo más próximo a
las condiciones económicas de las cuales disponemos, lo que implica concentrar
esfuerzos, aunque sea para dar un paso contundente, (por mencionar un ejemplo
exclusivo) en la consolidación de las facultades industriales y tecnológicas en
función a poder asegurar una verdadera transformación de los productos
derivados de la actividad petrolera con un valor agregado superior; proceso que,
en un lapso de tiempo cercano contribuiría exponencialmente a reducir el nivel
de importaciones, e incrementar la diversificación de la oferta que tendría
como destino la exportación.
En este marco, si
bien se trata de un modelo económico que plantea importantes retos y desafíos, es
una alternativa que puede ser aprovechada, con ventajas y resultados para el
progreso muy seguros. Pero tampoco se puede negar que constituye un tema que
requerirá de una mayor voluntad pública para su concreción y materialización en
el futuro cercano del país.
Referencias
Bibliográficas:
Ávalos, Ignacio (2017) La
Venezuela posrentista y la economía del conocimiento. Breves notas para
contribuir a colocar el tema en el radar nacional. Disponible en: https://www.redalyc.org/journal/364/36452891005/html
Barcena Alicia, López Laura, Dirven Martínez y Frishman Diane
(2008), Economía del Conocimiento. Estudio de la CEPAL. Disponible en: https://bit.ly/3QtIOk0
Beltrán Alejandro, Montilla Omar, Restrepo Carlos y
Rodriguez Augusto (2020) Los desafíos de las nuevas economías para la investigación de la administración.
Disponible en: https://bit.ly/3P8mf3x
Cantú-Martínez, Pedro César, Economía del Conocimiento para la sostenibilidad. Disponible en: https://bit.ly/3A22Cpp
García, Patricia, Cortés Arecelis y Hernández Vicente
(2016) “Aproximación a los indicadores de la economía del conocimiento de los
municipios de San Luis Potosí”. Disponible en:
https://www.ruii.ipn.mx/index.php/RUII/article/view/39
Juarez Hernández, Luis, El índice de la Economía del
Conocimiento: una propuesta para su
cálculo a nivel municipal. Disponible en: https://bit.ly/3Qao80H
Sánchez Carlos y Ríos Humberto (2011) La Economía del
conocimiento como base del crecimiento económico en México. Disponible en: https://bit.ly/3vNhJjS
Torrent- Sellens, Joan (2016) La
Economía del conocimiento y el conocimiento de la economía. Disponible en: https://bit.ly/3vM97Km
Villavicencio Daniel,
Morales Alberto y Amaro
Marcela, Indicadores y asimetrías sobre
la Sociedad Basada en el Conocimiento en América Latina. Disponible en:
Comentarios
Publicar un comentario